Antes de empezar a explicar los motivos por los que tenemos sed, tenemos una pregunta que plantearte: ¿sabes qué es el hipotálamo? Te estarás preguntando por qué te hacemos esta pregunta antes de explicar los motivos por los que tenemos sed ¿verdad? La respuesta es muy sencilla, y es que el hipotálamo es el encargado de controlar el régimen de los líquidos del organismo, del mismo modo que organiza otro tipo de conductas como la alimentación o el apareamiento, entre otras.
Cuando el hipotálamo detecta que los líquidos orgánicos de nuestro cuerpo como por ejemplo la sangre, se hacen demasiado densos, envía al cerebro la orden de beber. Al menos eso es lo que se creía hasta antes del verano pasado, cuando una investigación de la Universidad de California detectó que las células cerebrales son capaces de predecir la sed antes de que aparezca, terminando así con la creencia de que bebemos cuando el hipotálamo detecta cambios en la densidad de la sangre.
Pero dejando de lado las explicaciones fisiológicas, vamos a cuestiones más prácticas. Tras hacer deporte, pasear, bailar o hablar durante mucho rato seguido, la garganta se seca y aparece la sed. Lo mismo ocurre cuando hace mucho calor, y es que todas estas situaciones hacen que sudemos y perdamos agua que nuestro organismo necesita recuperar. De modo que aparece la sed como síntoma de esa necesidad de reponer agua.
Aunque no es necesario hacer deporte o ninguna de las actividades anteriores para tener sed. Nuestro organismo se compone en más de un 60% de agua, una cantidad de agua que nuestro cuerpo pierde para afrontar los quehaceres diarios y que necesita reponer para no deshidratarnos y poder seguir con nuestro día a día. Cuando tenemos sed producimos menos saliva y notamos la boca o garganta seca. Sin embargo no es la boca la que necesita el agua, sino nuestros órganos y tejidos.
Como sabes, el agua es vital para nuestro organismo y aparte de funcionar como gasolina para nuestro cuerpo, es esencial a la hora de controlar la temperatura corporal y la eliminación de residuos. Como siempre decimos, el agua es vida, ya que sin ella no podríamos sobrevivir. De hecho cuando una persona no tiene suficiente agua en el cuerpo corre el riesgo de deshidratarse, sufriendo cansancio, dolores de cabeza o falta de concentración. Así que si eres de los que no bebe demasiada agua, cuando notes alguno de estos síntomas sin causa aparente, bebe agua. A veces recurrimos a fármacos cuando la solución es tan sencilla como beber agua.
Como curiosidad, la temperatura del agua influye en la sed. Como más fría esté más sacia nuestra sensación de sed. Por eso en verano se bebe más agua fría que en invierno. Por una parte hace más calor y apetece más ingerir líquidos y alimentos fresquitos, y por otra tenemos más sed como consecuencia del calor. De forma que el agua fresquita se convierte en el aliado perfecto para combatir la deshidratación en verano. Así que ahora que se acerca el calor, toma nota y ponlo en práctica.