Es agua normal (H2O) que contiene disuelto hidrógeno molecular (H2).
El hidrógeno es el carburante más limpio que existe, ya que cuando combustiona produce agua y las mitocondrias (motores que suministran la energía de nuestras células) son necesaria para el crecimiento, la reparación y regeneración nuestro cuerpo.
El oxígeno tiene un doble efecto en el organismo: Aporta energía y nos oxida, al convertirse en radicales libres (moléculas que se reproducen cada día en nuestro organismo como resultado de las reacciones biológicas que producen nuestras células).
Como la oxidación es la principal causa del envejecimiento y del 90% de las enfermedades, el hidrógeno tiene el papel fundamental de introducirse en las células, atrapar los radicales libres que nos oxidan, protegiendo nuestros genes y nuestro ADN.
El procedimiento consiste en “añadir hidrógeno extra que se pega a la molécula del agua, H2O, formando un enlace iónico”. A través de la electrólisis, es decir, mediante la corriente eléctrica, el agua se descompone en los gases, oxígeno e hidrógeno y este último se vuelve a mezclar con el agua.