¿Sabrías decirnos qué es exactamente la huella hídrica? Se trata de un concepto creado el año 2002 por el catedrático y especialista en medio ambiente, Arjen Hoekstra. La huella de agua es, junto a la huella de carbono o huella ecológica, una manera de medir el impacto que el ser humano deja en la Tierra.
Así pues, la huella hídrica se trata del volumen total de agua dulce que utilizamos las personas para la producción de bienes y servicios en una empresa, a nivel individual o en comunidad. Si lo pensamos bien, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, estamos consumiendo agua. Nos lavamos la cara, los dientes, nos duchamos, hacemos café, bebemos… De ahí la necesidad de medir cuánto gastamos para tratar de reducirla al máximo. Y es que según la ONU, para el 2050 la demanda global de agua potable crecerá más del 40%. Esto se traduce en escasez de un recurso imprescindible.
El consumo actual de bienes y servicios es tal en la actualidad (para producir 1 sólo vaso de leche son necesarios 200 litros, o para un solo huevo, 135), que la huella del agua ha crecido en exceso. Si a esto le sumamos el cambio climático, la consecuencia podría ser desastrosa.
Pero como dijo Ghandi, el cambio comienza en uno mismo. Así pues, es posible realizar pequeños ajustes tanto a nivel individual como industrial, tales como:
En referencia a esto último, según un estudio realizado por la Universidad Politécnica de Madrid, la huella hídrica vinculada al desperdicio de alimentos en España suponen 2.095 hm3, o lo que es lo mismo, 131 litros diarios por persona. ¿Da o no da que pensar? ¡No pienses, actúa!