Si tienes un sistema de ósmosis inversa en casa, sabrás que los filtros requieren un mantenimiento para garantizarte agua de máxima calidad. La ósmosis es un procedimiento a través del cual se extraen materias orgánicas e inorgánicas, tales como bacterias, virus y sales o minerales que pueden ser perjudiciales para nuestra salud. Los filtros que llevan las máquinas de ósmosis son de vital importancia para su óptimo funcionamiento, por eso hoy te explicamos cómo hacer un buen mantenimiento de los filtros de ósmosis.
El funcionamiento de un sistema de ósmosis inversa, se basa en la integración de distintos tipos de filtros y una membrana filtrante. Gracias a estos elementos, los equipos de ósmosis consiguen purificar el agua. Pero ¿cómo? te estarás preguntando.
Muy sencillo, el agua pasa por una batería de filtros y una membrana semipermeable con el fin de filtrar contaminantes como: metales pesados, exceso de sales, microorganismos, sustancias tóxicas, etc. El resultado final del proceso es la obtención, de agua de gran calidad y buen sabor.
Una de las ventajas de los sistemas de ósmosis inversa es su sencillo mantenimiento. Básicamente se basa en la sustitución de los distintos filtros y la membrana con el objetivo de garantizar el correcto funcionamiento del aparato, mantener el buen sabor y la calidad del agua y evitar contagios por bacterias que podrían haber en el aparato.
En un equipo de ósmosis normalmente nos encontramos con cinco cartuchos en cuyo interior se encuentran los filtros: sedimentos, carbón activo (granular) y carbón activo (en bloque), la membrana y el pos filtro.
La frecuencia de sustitución de los filtros depende tanto del fabricante como de la calidad del agua en cada zona, pero como norma general podemos establecer el cambio de filtros cada 6 – 12 meses, el post-filtro cada año y la membrana cada 3 años aproximadamente. Aunque eso siempre dependerá de cómo salga el agua. Si sigues este calendario y observas que la calidad del agua empeora, cámbialos con más frecuencia.