¿Eres un amante de las plantas o apasionado de los bonsáis? ¿te gustan mucho las plantas pero te duran poco? ¿vives en una zona donde el agua es dura y no tienes equipo de ósmosis inversa en casa? Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa sigue leyendo, este post te interesa.
Cuando vives en una zona donde no hay lluvias ácidas provocadas por la contaminación industrial, el mejor agua para regar las plantas y bonsáis es el agua de lluvia. Sin embargo, no siempre llueve a gusto de todos. De hecho normalmente llueve mucho menos de lo que nos gustaría, así que aunque el agua de lluvia es la más adecuada para regar las plantas, no podemos disponer de ella cuando la necesitamos a no ser que tengamos en casa un sistema de recogida y almacenamiento de agua de lluvia.
Otra de las opciones más aconsejables a la hora de regar tus plantas es usar agua de río, pero si no hay un río donde abastecerte de agua cerca de tu casa, esta tampoco es una opción válida. Así que sólo te queda una opción: regar con agua del grifo. Pero antes de eso, otra pregunta: ¿tienes equipo de ósmosis inversa en casa? Es aquí donde viene el dilema, porque si no tienes ósmosis inversa en casa, es muy probable que el agua de tu casa sea dura y contenga mucha cal y cloro. Sobretodo si vives en la Comunidad Valenciana.
Evidentemente cada planta es un mundo, y aparte de la temperatura, el ph de la tierra en la que esté plantada y la iluminación, también hay que tener en cuenta el tipo de agua que necesita. Ya que hay plantas a las que les va mejor el agua blanda, y otras sin embargo toleran mejor las aguas duras. En cualquier caso, en términos generales el agua dura es perjudicial para las plantas. De hecho es el peor enemigo de los bonsáis, por eso muchos apasionados de los bonsáis riegan con agua mineral natural con el gasto que eso supone.
Así que la mejor alimentación para tus plantas es regarlas con agua osmotizada. Instala un equipo de ósmosis inversa en casa y riega tus plantas con agua de calidad libre de cal, cloro, bacterias e impurezas. Tus plantas te lo agradecerán y tu bolsillo también, puesto que te resultará mucho más económico que regarlas con agua mineral natural o tener que comprar plantas nuevas constantemente.